viernes, 1 de agosto de 2014

Villena, un tesoro... dificil de disfrutar.

Ayer me ocurrió algo llamativo. Y no dejo de darle vueltas en la cabeza. Resulta que quería llevar a unos amigos forasteros a conocer el Castillo de la Atalaya. Fuimos a las cuatro y veinte al Centro de Recepción para adquirir las entradas y estaba cerrado. Aunque el horario marca que está abierto desde las cuatro. En la puerta había un cartel que informaba a los visitantes que la persona responsable se encontraba haciendo una visita guiada y que había que esperar "unos minutos". Aprovechando, subimos al mirador y les conté, por encima, algunos capítulos de la historia de nuestra ciudad.

Cuarenta minutos después, apareció una chica muy maja que abrió y nos vendió los tickets, junto a un grupo de cuatro extranjeros. A todo esto, un chico aparentemente trabajador del CdR (iba con un walky en contacto con más personal) estaba en la calle, esperando también. No tenía llaves del CdR, pero al entrar se metió tras el mostrador. Ninguno de los dos era capaz de chapurrear medianamente bien el inglés. Y de una forma sorprendente, este chico me "encasquetó" al grupo de extranjeros (creo que eran belgas) para que les llevase yo desde el CdR hasta el Castillo. Mientras tanto, estos dos trabajadores se quedaron en el Centro.

Cuando llegamos al castillo, nos recibió otra chica, también muy simpática. Nos preguntó si íbamos juntos, y al informarle que había cuatro personas que no hablaban castellano se limitó a preguntarles si llevaban los tickets y a informarles de que disponían de paneles explicativos en castellano e inglés a lo largo y ancho de la fortaleza. Acto seguido, en castellano, se dirigió a nosotros y nos dijo que la siguiéramos, dejando atrás a los simpáticos visitantes guiris. Un servidor se quedó estupefacto y sin saber reaccionar. Me pareció absolutamente inaceptable e invité a los chavales a que se uniesen al grupo y a ir traduciendo las explicaciones de la guía. Aceptaron encantados.

A parte de que las explicaciones de los guías de Villena suenan a cancioncilla desgastada por el uso, la actitud me sorprendió muchísimo. Se habían ido acumulando en menos de una hora una serie de cuestiones que me parecen de todo punto improcedentes e intolerables en un ámbito como es el turismo en nuestra ciudad. 

Me surgen algunas reflexiones: 

- Si hay tres trabajadores en el Castillo y CdR, ¿Por qué permanece cerrado el CdR mientras hay visita guiada? ¿No pueden coordinarse de forma que siempre haya alguien atendiendo a quienes lleguen mientras otro guía la visita? (Y me sobra el tercero, que bien podría abrir la Oficina de Turismo de la Plaza de Santiago, o cualquier otro sitio)

- ¿No se les exige a los guías que se contratan que dominen, al menos ligeramente, el inglés?

- ¿Es consciente la Concejalía de Turismo de la pésima imagen que transmiten éstos detalles? (Por no hablar del papelón de la guía, dejando a medio grupo abandonado por no saber inglés)

- Igual que con las contratas de limpieza, agua o alumbrado... ¿Nadie puede exigir que se cumplan unos estándares mínimos de calidad en el servicio?

- Villena tiene una sorprendente cantidad de visitantes. A nadie se le ha pasado por la cabeza cambiar el chip y mejorar los servicios de atención al visitante en nuestros recursos turísticos? Concedo, honestamente, que ha habido una mejora en relación a los últimos veinte años... pero no basta. De ninguna manera es un servicio satisfactorio.

Por cierto, al terminar la visita estos visitantes belgas se acercaron a agradecer el detalle de la traducción simultánea y las explicaciones. Pero lo que más me inquietó es que mis propios amigos me confesaron que me estaban prestando más atención a mí que a la guía, que parecía estar fuera de juego...

¿En qué manos hemos dejado la prestación de un servicio tan importante como el de la guía de visitantes? Alguien debería, creo yo, reflexionar...