Ayer me
ocurrió algo llamativo. Y no dejo de darle vueltas en la cabeza. Resulta que
quería llevar a unos amigos forasteros a conocer el Castillo de la Atalaya.
Fuimos a las cuatro y veinte al Centro de Recepción para adquirir las entradas
y estaba cerrado. Aunque el horario marca que está abierto desde las cuatro. En
la puerta había un cartel que informaba a los visitantes que la persona
responsable se encontraba haciendo una visita guiada y que había que esperar
"unos minutos". Aprovechando, subimos al mirador y les conté, por
encima, algunos capítulos de la historia de nuestra ciudad.
Cuarenta
minutos después, apareció una chica muy maja que abrió y nos vendió los tickets,
junto a un grupo de cuatro extranjeros. A todo esto, un chico aparentemente
trabajador del CdR (iba con un walky en contacto con más personal) estaba en la
calle, esperando también. No tenía llaves del CdR, pero al entrar se metió tras
el mostrador. Ninguno de los dos era capaz de chapurrear medianamente bien el
inglés. Y de una forma sorprendente, este chico me "encasquetó" al
grupo de extranjeros (creo que eran belgas) para que les llevase yo desde el
CdR hasta el Castillo. Mientras tanto, estos dos trabajadores se quedaron en el
Centro.
Cuando llegamos
al castillo, nos recibió otra chica, también muy simpática. Nos preguntó si
íbamos juntos, y al informarle que había cuatro personas que no hablaban
castellano se limitó a preguntarles si llevaban los tickets y a informarles de
que disponían de paneles explicativos en castellano e inglés a lo largo y ancho
de la fortaleza. Acto seguido, en castellano, se dirigió a nosotros y nos dijo
que la siguiéramos, dejando atrás a los simpáticos visitantes guiris. Un
servidor se quedó estupefacto y sin saber reaccionar. Me pareció absolutamente
inaceptable e invité a los chavales a que se uniesen al grupo y a ir
traduciendo las explicaciones de la guía. Aceptaron encantados.
A parte de
que las explicaciones de los guías de Villena suenan a cancioncilla desgastada
por el uso, la actitud me sorprendió muchísimo. Se habían ido acumulando en
menos de una hora una serie de cuestiones que me parecen de todo punto
improcedentes e intolerables en un ámbito como es el turismo en nuestra
ciudad.
Me surgen
algunas reflexiones:
- Si hay tres
trabajadores en el Castillo y CdR, ¿Por qué permanece cerrado el CdR mientras
hay visita guiada? ¿No pueden coordinarse de forma que siempre haya alguien atendiendo
a quienes lleguen mientras otro guía la visita? (Y me sobra el tercero, que
bien podría abrir la Oficina de Turismo de la Plaza de Santiago, o cualquier
otro sitio)
- ¿No se les
exige a los guías que se contratan que dominen, al menos ligeramente, el
inglés?
- ¿Es
consciente la Concejalía de Turismo de la pésima imagen que transmiten éstos
detalles? (Por no hablar del papelón de la guía, dejando a medio grupo
abandonado por no saber inglés)
- Igual que
con las contratas de limpieza, agua o alumbrado... ¿Nadie puede exigir que se
cumplan unos estándares mínimos de calidad en el servicio?
- Villena
tiene una sorprendente cantidad de visitantes. A nadie se le ha pasado por la
cabeza cambiar el chip y mejorar los servicios de atención al visitante en
nuestros recursos turísticos? Concedo, honestamente, que ha habido una mejora
en relación a los últimos veinte años... pero no basta. De ninguna manera es un
servicio satisfactorio.
Por cierto,
al terminar la visita estos visitantes belgas se acercaron a agradecer el
detalle de la traducción simultánea y las explicaciones. Pero lo que más me
inquietó es que mis propios amigos me confesaron que me estaban prestando más
atención a mí que a la guía, que parecía estar fuera de juego...
¿En qué manos
hemos dejado la prestación de un servicio tan importante como el de la guía de
visitantes? Alguien debería, creo yo, reflexionar...