miércoles, 1 de enero de 2014

SONRISAS A MEDIANOCHE

Mientras caía el carrillón del el reloj de la Real Casa de Correos en la Puerta del Sol, me ha dado por recordar. Y es que, ese tipo de momentos, sacan emociones escondidas. O estamos más sensibles... no sé. El caso es que me han venido a la cabeza tres sonrisas. 

Una, ha sido la de mi abuela. Ya va para dos años que se nos murió, y, sin embargo, no puedo dejar de tener su recuerdo en la cabeza cuando estoy contento. La complicidad desde pequeño, el cariño, la ternura, las ganas de ayudarla... son sensaciones que afloran en esos momentos "especiales". Pasar entera tu primera noche de vida en brazos de una persona, tiende -quieras que no- a forjar un vínculo muy fuerte con esa persona. Durante los últimos diez o doce años, la cena de nochebuena o la comida de navidad, eran cosa nuestra. Entre los dos nos enjaretábamos la casa, la mesa, el menú... Al final, era lo de siempre, pero cada año era la misma ilusión y alegría. Los dos, mano a mano, con un viejo vinilo, risas y algún baile agarrao a traición. No se lo cambio a nadie.

Otra sonrisa, ha sido la de un amigo. Un amigo al que no voy a poder disfrutar más. Ojalá sea cierto que hay otra vida, porque esta nos la hemos dejado a medias. Este amigo es Marcos. A él le dediqué el post anterior. Y no he querido escribir desde entonces, porque entrar y ver la foto del mig any, en Alcoi, riendo, disfrutando y viviendo, me ayudaba a fingir que todo era una burda mentira. Pero no lo ha sido. Más bien, estos meses han sido un baño frío de realismo cruel. Sin embargo, ahi estaba su sonrisa. Amplia, sincera, cálida. Como siempre. Como nunca. Acompañada de esa mirada reconfortante, que decía más que cualquier frase. ¿Sabéis ese momento en el que le das un abrazo a alguien, o le estrechas la mano... Y transmites/te transmite más que con cualquier frase trillada y hueca? Pues así era Marcos. Sus gestos, sus ojos y su sonrisa transmitían todo lo que las palabras (tan desgastadas frívolamente por los hombres) se dejaban por el camino. ¡Dios mío! Cuanto voy a extrañar todo eso...

A veces olvidamos muchas cosas, pero hay quien nos las devuelve. Y que te recuerden que tienes derecho a ser feliz, es decir muchísimo. Esta otra sonrisa, era una que hablaba de planes, de proyectos, de ilusiones, de caminos por recorrer, de errores por cometer y de alegrías por vivir. Una sonrisa que hablaba de futuro, y, aunque esté a más de 1000 km de aquí, verla es recuperar la felicidad. Esta sonrisa tiene ojos claros, a veces en blanco, siempre intensos. Por tercera vez (y no es casual) digo que esa mirada y esa sonrisa solo puedo clasificarlas en una categoria: Felicidad. Más allá de las frases ampulosas y rimbombantes, la sencillez del significado original. Felicidad (van cuatro), porque eso es -precisamente- lo que irradia, lo que pide y lo que hace crecer cada día. Despacio, sin prisa y con toda la paciencia del mundo. Pero Felicidad (¡cinco!). Y no puede ser de otra manera, porque su dueña encarna todas esas cualidades que le hacen a uno ser feliz. 

No siempre resulta fácil transmitir lo que quieres. Un abrazo, un beso, una mirada (como decía arriba) tienen mejor efecto que mil palabras. Quizá este caso, el de la "sonrisa de la felicidad", sea un buen ejemplo. Porque una sonrisa que te hace poner cara de idiota... algo bueno tiene que tener. No lo sé... Pero creedme cuando os digo que estoy más que dispuesto a descubrirlo. No es fácil, ni cómodo, y esos caminos son jodidos de recorrer a veces. Pero merece la pena. Al fin y al cabo, se trata de vivir. Y de ser felices. ¿No?  Yo creo que sí, porque eso es lo que me enseñaron esas sonrisas perdidas que me han acompañado esta noche.

Abuela, Marcos, croissant... Por vosotros. Por esos recuerdos, por esas ilusiones... Por el pasado y por el futuro... Por los que os habéis ido y por la que tiene que volver... Levanto mi copa y brindo. Que mis lágrimas, abuela, Marcos, sirvan para mantener limpio vuestro recuerdo, y que vuestras sonrisas me recuerden que vale la pena intentarlo. Mon Croissant, ya lo sabes... Je ne t'aime pas, ma princesse parfaite.

Feliz año 2014 a todxs.

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